2018
Dicen que el que llega sin que lo inviten, se va sin que lo echen. Hay des-amores así. Con todas las vueltas que da la vida, hay quienes van y regresan, entran y salen de la misma manera y que, por alguna razón extraña, nunca se terminan de ir por completo. En mi caso solamente hay una persona capaz de llevarme a ese lugar en mi mente donde siento que guardo las cosas inconclusas. Y eso que siempre he sido buena poniendo puntos finales y comas en su lugar. Pero por algún motivo, hay algo que no empieza ni termina. (Y está bien...) Nos conocimos a finales de siglo, creo que fue justo después de "Radar" pero antes de "Vaivén". Por cosas de la vida, pasamos años en ese ir y venir, en el que coincidíamos en el mismo círculo, en el mismo lugar. A veces coicidíamos más veces que otras, y a veces hasta nos poníamos de acuerdo. A pesar de que la vida nos seguía poniendo mutuamente en el camino del uno o del otro, algo en mí hacía que pensara en lápiz y nunca en tint