35 Septiembres y No Visto Santos Ni Cambio Pañales.

De vez en cuando tengo que hacer un alto en mi propia vida y reflexionar sobre las cosas que me han hecho lo que soy. Hoy en la mañana tuve una conversación con alguien que me llevó a concluir enérgicamente: 35 septiembres, no visto santos, ni cambio pañales.

¿A qué mujer que llega a 30 años no le ha pasado que una tía o alguna conocida se le acerca y empieza a hablarle del famoso tren? Les soy sincera, en 35 septiembres no he visto otro tren que no sea el del Subway en Nueva York, el Renfe en Madrid o el que está lleno de publicidad en Multiplaza. Jamás he estado en presencia de ningún tipo de tren que diga "me voy y no regreso". Lo que si he visto han sido muchas mujeres, inteligentes, divinas y con muy buen gusto en zapatos y carteras, subiéndose a trenes imaginarios que no conducen a nada bueno. 

La persona que me habló esta mañana me pegó 4 tiros. Si, 4. Uno: 35 años, dos: no estás casada, tres, no tienes hijos, y cuatro: te piensas quedar así para siempre? Fue uno tras otro, no tuve chance de responder prácticamente, de lo rápido que me acribilló. De no ser por todos esos talleres de LightSource, creo que a lo mejor habría terminado en alguna corregiduría. No sé con qué derecho alguien llega donde una persona que poco o mucho conoce y le hace ese tipo de pregunta, pero increíble, hay mucha gente así, sin pepitas en la lengua, que juzgan y sacan sus propias conclusiones sobre por qué una mujer llega a esa edad sin ningún tipo de compromiso.

Entre mi círculo de amigas, habemos varias que ni siquiera sabemos dónde está la estación del tren, mucho menos queremos salir en busca de ella. Venimos de una generación criada por padres, que te decían "Mija, esta es su casa, me oye? Usted no tiene que aguantarle nada a ningún hombre, si le va mal, usted sabe que siempre puede regresar". Eso por un lado, crea como un safety net, como esas de los circos de los Hermanos Gasca? Tú crecías sabiendo que había una posibilidad de que el tipo con el que te casaras, fuera un imbécil, pero que el lado positivo era que no tenía que ser algo permanente. Si no te gustaba la feria, podías salir rápidamente huyendo de ella y regresar a casa.

Por otro lado, nos criaron como princesas. Oh si, todos esos viajecitos a Disney te hacen un number en el cerebro. Uno llega a esta edad sin ganas de casarse para pasar páramos. Más de una que ha estado a punto de subirse al tren se ha bajado, por temor a vivir sin cable o sin agua caliente mientras que las cosas se nivelan. 

Cinco párrafos y no he mencionado la palabra amor. ¿Qué clase de post es este? Pues así mismo es, el amor es algo secundario en estos menesteres. Primero viene la comodidad. Llegar a 35 soltera, con una buena fuente de ingresos (no me gusta la palabra trabajo), una buena carrera y un closet lleno de zapatos, tiene grandes satisfacciones. A esta edad, es muy pero muy probable que sepas qué no te gusta más de lo que sí te gusta. Hay cosas que uno simplemente no soporta en un hombre y hay una larga lista de no-negociables (que tenga otra, que no tenga trabajo, que no tenga ambición en la vida, que no se lleve bien ni con su propia familia, en fin, que sea un panameñonsón como dice mi amiga Fabs). 

Pero, ¿qué responde usted a la última pregunta? ¿Piensa quedarse así para siempre? ¡Yo qué sé! Esa es la respuesta. No sé si en mi camino encuentre alguien que agarre todas mis teorías y me las haga añicos. Mi experiencia es que esto no es algo que uno debe salir a buscar, sino que si llega para bien, llega solo. 

Así mismo, tengo amigas que son el ejemplo perfecto de esto -que están casadas con hombres que las merecen y que las animan cada día a ser mejores esposas, madres, amigas, hijas, madrinas; hombres que las apoyan en todo y las dejan brillar con luz propia. 

A esta edad, los únicos pañales que se deben cambiar son los de un recién nacido, pero también he visto a un buen par, cambiando pañales de hombres hechos y derechos que sencillamente se rehúsan a man up. Esa tiene que ser la cruz más pesada en el escalafón de las cruces emocionales. 

Mi regla es no hacerle caso al "cuco" del tren y hacer caso omiso a la gente que viene con ese son, cual lluvia en el desfile del 3 de noviembre. Why? Sencillo, porque esa gente no va a estar ni por los contornos cuando ese tren se descarrile o cuando ese pañal empiece a apestar.


xo

Lupita
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